Los niños pequeños son curiosos por «naturaleza» y con un lenguaje apropiado para su edad podemos enseñarles muchas cosas, entre otras, a amar y respetar la naturaleza.
Para los niños, cuya capacidad de asombro es muy grande, la naturaleza es un universo mágico. Una mariposa revoloteando, una flor de gran colorido… su fascinación nos puede ayudar a despertar su interés explorando, por ejemplo, la evolución de la metamorfosis de los gusanos de seda o cómo crecen los renacuajos…